Sunday, June 22, 2014

Sobre los amigos, la intimidad y los regalos sopresa



Por Gonzalo A. Luengo O.

Vivir como humano cuesta en una sociedad en que es más fácil, aceptado y legitimado vivir sólo como animal: preocupado del bienestar propio. Parece que las ganas de hacer cosas en común se acaban. ¿Qué hacer por el otro? En el siguiente párrafo hablo de algo: dar una sorpresa.

Una sorpresa nunca será un regalo repetido o algo que no le guste al receptor cuando tú o amas o trabajas para amar a esa persona. A qué me refiero: si uno ama a la persona a la que le darás la sopresa, es decir, eres amigo de ella, significa sí o sí que tienes intimidad con él o ella. Ya lo conoces, lo conoces en serio; entonces así, la sorpresa tendrá sentido. Pero si aún sólo tienes aprecio y cercanía con alguien pero te importa tanto que quieres darle un obsequio, pues darás el paso para la intimidad y así te atreverás a preguntarle qué le vendría bien para saber dedicarte, para empezar a amar a la persona, conocerlo. Hoy la intimidad se logra mayormente con la familia cercana, como que cuesta ser íntimo de alguien fuera de ese contexto, se ve raro o con segundas intenciones. Dar una sopresa juega con la libertad del otro, porque tú das una sorpresa pensando en lo que tú crees es exacto para él. Pero si te interesa amar y demostrar algo, ¿qué mejor que tener la delicadeza y dedicación de preguntarle qué desea? Y si ya lo conoces en algo, pues sabrás qué será mejor. Esto va más allá de lo material, tiene que ver con amar e intimar con alguien. Es fácil pensar solo, cuesta a veces dar el paso de preguntarle al resto, de conocerlos, para amarlos mejor, pensando en los otros también. Acá no se trata de solamente gestos, se trata de amar y amar es tener intimidad. Ser parte de una polis, de una sociedad, es saber vivir como humanos. Los animales comen, consumen, hacen sus necesidades. Los humanos tenemos razón de ser y vivimos con los demás. Falta ser más humanos, vivir como humanos. Cuando me importa alguien, yo le propongo algo: así me ajusto a lo que le gustaría y se lo doy. Falta amor, falta que el otro te importe, falta tener ese amigo que te lave los pies y tú se los laves a él. Confianza es amor. Amor es intimidad y paz. Amor para decir 'te quiero amar, hermano, dime qué hago por ti', porque la sopresa es esa, descubrir que alguien se atreve a decirte que quiere tener un gesto contigo y que para eso tiene que conocerte, saber de tu vida para ser parte de la de él. Enojarte, retar, reírse, preguntar, todo es parte de darse la mano y un abrazo para compartir la vida. Así no hay vergüenza ni prejuicios ni miedo, hay luz. Vida. Amor.

Gonzalo A. Luengo O.