Monday, May 22, 2017

No seamos como un dios de piedra

Por Gonzalo A. Luengo O.

Júpiter de Esmirna, foto sin derechos, tomada de https://en.wikipedia.org/wiki/File:Jupiter_Smyrna_Louvre_Ma13.jpg.

Una razón para que algunos crean que dios es uno solo, es que nosotros los humanos no dejemos de ser humanos y no nos volvamos dioses. Esos dioses de piedra, en altares inalcanzables, esos dioses que no entendemos, que nos mandan a comportarnos de tal manera y ellos no hacen nada.

Características de un dios de piedra:

- Está lejos y no te le puedes acercar.
- Él tiene la razón.
- Él dice qué hacer con tal que te mantengas lejos.
- Espera que todo lo hagas tú. Porque es de piedra. No se mueve.
- No habla tu idioma.
- Tú le celebras un día (o varios), le haces altares. Él no hará eso por ti. Porque es el dios.
- Tú estás salvado para él solo si tienes conocimiento. Conocimiento de que él es Dios y debes esperar a que él le salga en cualquier momento las ganas de tal vez bajar del Olimpo y tener misericordia.
- No se doblega, no se deja abrazar por nada excepto lo que él quiera.
- No se cae ante ti. Es dios.
- No hay razones para que sea sagrado. Solo es sagrado y punto.
- No puedes entrar a su casa. No puedes entrar a él.
- No te escucha.
- Él manda. Él no hace, tú debes hacer.
- Le haces un altar para calmarte, para intentar verlo cerca, y así no caer en gritarle al cielo para reclamarle por su olvido constante, porque solo te habla a veces.
- Existe.

Características de un hombre:

- No es dios, porque es hijo de hombre. O sea, humano.
- Se puede caer ante ti mil veces.
- Tiene razones porque tiene historia.
- No es dios: él aprende. No sabe todo.
- No es un dios de piedra distante: él abraza al que se lo pide. El abraza las llamas del infierno y se quema. Pero sigue adelante.
- Él es hombre: camina y se mueve, va de un lugar a otro, no tiene casa ni trono.
- Va donde lo llaman.
- Contesta a todos. Con mayor paciencia a los insoportables. Y así descubre la vida y la vive.
- Si no puede, dice por qué.
- Identifica a los otros humanos. Y los acoge. Entra en tu casa y tú a la de él.
- Está a tu altura, porque es humano.

Seamos humanos. Dios es uno.

Gonzalo A. Luengo O.